Wow. Este libro se te mete debajo de la piel como las sombras de la casa.
Muchísimas cosas a remarcar pero quedé encantada: como cuando habla la nieta el uso de comas es menor, los iconos religiosos usados para maldecir en vez de bendecir ("Manda a tus ángeles sobre ellos, agosta los campos, haz que la cebada venga sin grano y la vid sin uva, no les des descanso ni después de muertos."), la herencia por línea materna y como la casa es un personaje más.
Al finalizar el libro se vuelve al inicio de este y puedes sentir en el pecho la misma carcoma y rabia que las narradoras, celebras el delito final.