Cuando nadie nos nombre tematiza el olvido, la muerte y los silencios en los vínculos de familia.
Sousa comparte una prosa muy bella, a través de la cual construye imágenes palpables y sensaciones intensas de contemplación profunda y cierta tristeza; aspectos que se entraman con el letargo y la pesadez de un escenario veraniego en el campo pampeano que, en cierto punto, me transportó a las atmósferas creadas por Selva Almada.
Sin mucho plot pero con muchas vibes, esta breve novela me atrapó desde lo visual y lo sensorial. Comparto dos extractos de la obra que considero resumen y tientan a la perfección:
"El silencio se instala como un globo que se va hinchando a cada segundo entre las tres. Parece a punto de estallar, pero no estalla."
"Pienso, entonces, que cada familia tiene su léxico particular: el nuestro está lleno de silencios. Podemos estar horas enteras sin pronunciar palabra, entendiéndonos sin hablar.
Como hemos estado, mudas, por años."
Espero volver a cruzarme con la autora.